El alcoholismo de los padres es un factor que multiplica por cuatro el riesgo de presentar patologías mentales en sus hijos, entre los 7 y los 16 años, y que duplica la presencia de síntomas subclínicos. Así lo confirma un estudio dirigido por Rosa Díaz, del grupo de la Unidad de Alcohología y del Servicio de Psiquiatría Infantil y Juvenil del Hospital Clínico de Barcelona, que se publica en la revista Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology.
En esta investigación, que se realizó en ocho centros de diferentes ciudades de España, participaron 371 menores cuyos padres estaban en contacto con centros de tratamiento del alcoholismo y 147 más en el grupo control.
Los resultados indican que los hijos de personas alcohólicas tienen mayor predisposición para desarrollar problemas derivados del abuso de sustancias y otros trastornos psicopatológicos, así como mayor tendencia al fracaso escolar, déficit cognitivo y problemas médicos.
Además, se observó que estos menores necesitan hasta tres veces más asistencia psicológica respecto al grupo control. Las patologías más frecuentes que presentan estos niños son déficit de atención, hiperactividad, depresión, enuresis y trastornos de ansiedad, que se manifiestan a través de fobias. Esto, a su vez, repercute en su rendimiento escolar y en sus relaciones sociales.
A su juicio, el aumento del riesgo en estos niños parece estar ligado a tres factores: el efecto biológico del etanol en las células y en el feto, la transmisión genética de la vulnerabilidad para desarrollar alcoholismo y otros trastornos psicopatológicos, y las influencias socioambientales.
También se ha observado que estos menores son más propensos a desarrollar patrones adictivos. "En este grupo de edad aún no podemos determinar en qué medida aumenta el riesgo, pero hemos detectado que el consumo de alcohol es mayor que en el grupo control y creemos que esto podría aumentar cuando llegan a la edad adulta".
Prevención selectiva
La investigadora ha explicado a Diario Médico que identificar posibles factores de riesgo y consecuencias negativas asociadas al alcoholismo de los padres permite detectar grupos para realizar prevención selectiva. Ha destacado el papel clave de las escuelas y los médicos de atención primaria, que son lugares en los que se puede intentar detectar la desestructuración familiar.
En su opinión, es necesaria una educación preventiva precoz no estigmatizada y que incida en las habilidades cognitivas del niño para prevenir los daños emocionales. Asimismo, se ha referido al modelo norteamericano, en el que se aborda este problema por medio de grupos en las escuelas en los que hay un continuo asesoramiento por parte del personal sanitario.
Considera que la investigación en este campo "deberá dirigirse hacia las técnicas de detección precoz, la evaluación sistemática de factores de riesgo y protección, las estrategias motivacionales específicas para esta población y la evaluación continuada de experiencias preventivas".
¿Alcohol en la familia?
Para poder abordar los problemas de los hijos de padres alcohólicos, es fundamental la comunicación. El primer paso es hablar de ello y tratarlo de forma abierta, pero respetuosa. Una herramienta muy útil son los materiales de apoyo. Por ejemplo, la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y otras Toxicomanías ha editado una guía llamada ¿Alcohol en la familia? dirigida a los menores que tienen padres alcohólicos.
Los investigadores de este grupo concluyen que existe una necesidad de continuar trabajando en el diseño de materiales preventivos y de autoayuda, en la formación de profesionales y en la diseminación de este tipo de intervenciones en los grupos de riesgo.
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